La sociedad civil aborda la polarización social

Es abril, y seguimos reflexionando sobre las estimulantes ideas surgidas a raíz de nuestros actos emblemáticos de marzo, que, una vez más, demostraron el poder y la determinación de la sociedad civil.

Marzo ha sido, en efecto, un mes intenso e inspirador para el Comité Económico y Social Europeo. Organizamos nuestro acto anual dedicado a la juventud, ¡Tu Europa, tu voz!, en el que damos la voz al futuro de Europa: los jóvenes —muchos de ellos aún en la escuela secundaria— de todo el continente, incluido el Reino Unido y los países candidatos a la UE.

También celebramos nuestra segunda edición de la Semana de la Sociedad Civil, que reunió a más de ochocientos representantes de la sociedad civil de toda Europa para que participaran en animados debates, intercambiaran buenas prácticas y crearan juntos soluciones destinadas a reforzar la participación democrática. Este año el tema elegido fue «El refuerzo de la cohesión y la participación en las sociedades polarizadas».

En los turbulentos tiempos actuales, en los que no faltan problemas acuciantes, ¿por qué centrarse en la polarización?

La polarización —el recrudecimiento del antagonismo entre los puntos de vista— puede ser una parte normal del discurso democrático que encuentra a menudo su origen en la ideología. De hecho, la existencia de un vivo debate y la expresión de opiniones diversas, incluso enfrentadas, son vitales para cualquier sociedad abierta y pluralista como la nuestra. Como ha subrayado a menudo el CESE, un debate abierto y sin restricciones es «la base de una sociedad participativa, sin la cual la democracia no puede funcionar correctamente».

Sin embargo, el tipo de polarización que vemos hoy es diferente. Asistimos al auge de una polarización negativa y un populismo que rechazan el diálogo, erosionan la confianza y socavan los valores democráticos. En la política y la vida pública, el espacio para llegar a acuerdos se está reduciendo. Cuando la polarización se vuelve hostil —alimentando el odio o el resentimiento—-, perturba la cohesión social, alimenta la división y, en el peor de los casos, desemboca en la violencia.

Al dedicar nuestro acto a la polarización, queríamos llamar la atención sobre el preocupante aumento de sus aspectos tóxicos, que se están infiltrando poco a poco por todos los poros de las sociedades europeas.

Esta preocupante tendencia se ve agravada por una serie de amenazas: la injerencia extranjera en los procesos democráticos, la difusión de desinformación y la manipulación de las redes sociales para acallar las voces contrarias y promover opiniones extremas. También observamos crecientes presiones sobre la libertad de los medios de comunicación —ya sea a través de su monopolización, la injerencia de los gobiernos o los ataques a periodistas—, en un momento en el que contar con medios libres y pluralistas resulta más esencial que nunca.

En el CESE nos preocupa profundamente el aumento de los delitos motivados por el odio en toda Europa, incluidos los de índole religiosa, sexual o de género. El odio socava la democracia, debilita nuestras instituciones y siembra la desconfianza en la ciudadanía.

Es aquí donde la sociedad civil desempeña un papel crucial. Las organizaciones de la sociedad civil cuentan con el empuje y el coraje necesarios para defender los espacios democráticos, defender los derechos fundamentales y fortalecer el tejido de nuestras comunidades. Esto incluye luchar contra los efectos tóxicos de la polarización negativa.

La Semana de la Sociedad Civil ha sido nuestra manera de apoyar ese esfuerzo, ofreciendo un espacio para un diálogo significativo, nuevas ideas y la resolución colaborativa de problemas con el fin de fomentar la participación y la cohesión social. Organizamos una serie de paneles del Grupo de Enlace sobre diferentes temas, y dedicamos un día a la iniciativa ciudadana europea (ICE), la herramienta más avanzada de la UE para la democracia directa.

En el marco de esta semana, el CESE también concedió su 15.º Premio Sociedad Civil a tres excelentes iniciativas que luchan contra la polarización en toda Europa. Estos proyectos, seleccionados entre más de cincuenta candidaturas procedentes de quince Estados miembros, muestran tanto la magnitud del reto como el profundo compromiso de los agentes de la sociedad civil por afrontarlo sin rodeos.

Espero que la Semana de la Sociedad Civil de este año y nuestros galardonados insuflen un renovado optimismo y confianza en el papel que puede desempeñar la sociedad civil en la defensa y promoción de los valores democráticos europeos.

Y mientras seguimos repasando las ideas, propuestas y conclusiones de nuestros actos de marzo, en este número de abril hemos decidido ceder la palabra a algunas de las voces de la Semana de la Sociedad Civil y ¡Tu Europa, tu voz!. Espero que disfruten de la lectura.

Laurenţiu Plosceanu

Vicepresidente de Comunicación