Por Miguel Ángel Cabra de Luna, miembro del Grupo de Organizaciones de la Sociedad Civil del CESE

En un nuevo Dictamen, el CESE presenta una serie de propuestas políticas sobre la mejor forma de responder a un reto creciente: el considerable envejecimiento de la población de Europa.

Según datos y proyecciones recientes, se prevé que la población mayor de sesenta y cinco años de Europa aumente un 44,7 % entre 2019 y 2050. La pandemia de la COVID-19 puso de relieve el reto estratégico que el envejecimiento de la población supone para la UE y resaltó la necesidad de reformar y mejorar los cuidados de larga duración para las personas mayores. Por ello, toda vez que la Organización Mundial de la Salud ha declarado el fin de la emergencia de la COVID y que la UE está debatiendo una nueva estrategia europea sobre el envejecimiento, es la ocasión perfecta para reflexionar sobre los efectos que la pandemia ha tenido en la población de personas mayores.

Desde el CESE, mediante el Dictamen «Hacia un nuevo modelo asistencial para las personas mayores: aprender de la COVID-19», del que fui ponente, ya en enero de 2022 destacamos la urgencia de cambiar el paradigma y el modo de invertir en la atención y el cuidado de las personas mayores y formulamos varias recomendaciones. Ahora profundizaremos en estas cuestiones en un nuevo Dictamen del CESE que se someterá a votación en su pleno de julio.

En dicho Dictamen subrayamos la necesidad de adoptar una nueva Estrategia Europea para las Personas Mayores con la que proteger sus derechos y garantizar su participación plena en la sociedad y la economía. En el mismo también proponemos crear una Agencia europea para las personas mayores, declarar un Año Europeo de las Personas Mayores, adoptar una Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas mayores y actualizar o promulgar leyes sobre el acompañamiento de las personas mayores y la protección de su autonomía. Además, resaltamos la necesidad de incrementar la financiación, garantizar un acceso universal a los cuidados, desarrollar tecnologías innovadoras que promuevan la autonomía y el cuidado, proporcionar formación en esas tecnologías y adoptar medidas que permitan a los cuidadores recibir una formación adecuada.

Es importante que las políticas europeas tomen en consideración a las personas mayores y les garanticen, a ellas y a sus familias, unos cuidados de larga duración accesibles y de calidad que les aseguren su autonomía, bienestar y dignidad. Asimismo, conviene no contemplar el enfoque hacia la edad y las personas mayores solo como un gasto o coste para la sociedad, sino también como parte de los beneficios sociales y económicos que se obtendrán si las personas mayores gozan de una mayor inclusión activa.

Desde el CESE seguiremos contribuyendo con nuestras ideas y propuestas al respecto. Los miembros creemos que debe ser un tema prioritario de cara a las elecciones europeas de 2024. La credibilidad del modelo social europeo está en juego, en particular en una Europa que envejece a un ritmo superior al del resto de regiones de nuestro planeta.