European Economic
and Social Committee
Conferencia sobre el Futuro de Europa: esperanzas y riesgos para un futuro que podría terminar demasiado pronto
por el Grupo de Trabajadores del CESE
La Conferencia sobre el Futuro de Europa es una ocasión muy especial, un momento clave, en la tan necesaria creación de una auténtica esfera pública europea. Llegar a los ciudadanos y comprometerse con la sociedad civil, con los sindicatos y las organizaciones empresariales es fundamental para su éxito. Las cuestiones que han de debatirse —desde la democracia europea hasta la justicia social, desde el empleo hasta el medio ambiente, desde la migración hasta el cambio climático— son retos clave presentes y futuros para nuestro continente y nuestros países.
Un programa tan ambicioso genera expectativas, y con razón. Sin embargo, la esperanza es una espada de doble filo: si estos grandes temas no se transforman en verdaderos debates y propuestas prácticas, si no logran involucrar a la ciudadanía más allá de la burbuja de Bruselas y colaborar con los ciudadanos y los trabajadores de toda Europa, la esperanza puede convertirse rápidamente en decepción, lo que puede agravar el clima de desafección que encarna el auge del extremismo y del populismo. El debate político es un proceso largo, en especial si se pide a los ciudadanos de a pie que debatan cuestiones muy complejas. Y aunque se trata, una vez más, de una oportunidad, el breve período previsto para la Conferencia en su conjunto y el breve contenido que se ha puesto a disposición hasta la fecha, limitado a algunos esbozos de la sesión plenaria inaugural, nos advierte del peligro de acabar la Conferencia con una serie de ideas y declaraciones generales.
Una parte fundamental de la Conferencia son los paneles ciudadanos, compuestos por ciudadanos elegidos al azar en todos los Estados miembros para que constituyan una muestra representativa de nuestra ciudadanía. Sin embargo, aunque el primer panel tendrá lugar este mes de septiembre, todavía no se dispone de información sobre qué se debatirá exactamente, ya que los resultados del primer informe intermedio, realizado por un contratista externo sobre la base de contribuciones en línea, están aún por publicar. Sin duda, esta vía de actuación tiene el potencial de incorporar ideas externas al debate político, pero también corre el riesgo de debatir demasiadas cuestiones dispares o pasar por alto otras fundamentales, dependiendo de la participación en línea en los meses anteriores y de los criterios del contratista externo. El final de la Conferencia está previsto para marzo, y solo se han programado tres reuniones por panel, por lo que el peligro de dispersión vuelve a ser muy real. Otra cuestión fundamental, especialmente en lo que atañe al componente representativo del proceso político, es la de los plenos de la Conferencia y sus grupos de trabajo, en los que participarán miembros del CESE. Se acerca la fecha de inicio, pero todavía no se dispone de ninguna información, aparte de los nombres de los grupos.
Para desarrollar todo su potencial y salir de la burbuja de Bruselas, la Conferencia debe formular posiciones y propuestas tangibles y permitir que el proceso de debate se lleve a cabo y que el componente representativo y el componente participativo de la democracia trabajen juntos. Como sindicalistas, haremos todo lo posible para conseguirlo y garantizar que los ciudadanos y los trabajadores sean lo más importante, pero, para que esto funcione, el flujo de información tiene que ganar en transparencia y podría ser necesario contar con más tiempo. (ppr)