por Dimitris Dimitriadis, miembro del Grupo de Empresarios del CESE y presidente de la Sección de Relaciones Exteriores del CESE

Con su objetivo de descarbonizar la economía de la UE, el Pacto Verde Europeo es un elemento que marcará un antes y un después en nuestra economía, nuestra sociedad y nuestras relaciones con el resto del mundo.

Con la COP26 todo el mundo ha reconocido por fin la urgencia de actuar. Por su parte, la UE sigue siendo pionera en esta carrera contrarreloj: el papel de Europa es predicar con el ejemplo. También redunda en nuestro interés modernizar rápidamente nuestra economía, manteniéndonos o convirtiéndonos en líderes mundiales del reciclaje y la economía circular, la captura de carbono de la atmósfera, el hidrógeno verde y las centrales solares y eólicas.

Europa es el mayor mercado mundial, y la transición hacia las cero emisiones netas, la sustitución de los combustibles fósiles por las energías renovables y la reducción de la dependencia energética tendrán repercusiones en todas partes. Basta pensar en nuestras importaciones de petróleo y gas de Rusia y Argelia.

Siguiendo nuestro tradicional compromiso con el multilateralismo, debemos tener en cuenta las repercusiones en terceros países y ayudar a los más débiles, aquellos que han contribuido menos al calentamiento global pero que pagarán un precio más alto por sus efectos. Asimismo, la UE debería iniciar sin demora negociaciones con nuestros vecinos más cercanos, para ayudarles a alcanzar sus objetivos en el plazo adecuado.

Los Estados Unidos siguen desconfiando de nuestro Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono, que consideran una probable medida proteccionista. Sin embargo, Europa no puede renunciar al Mecanismo, ya que es nuestra forma de evitar la fuga de carbono.

En cuanto a la dependencia del exterior, se plantea también la acuciante cuestión de las materias primas fundamentales. China proporciona el 95 % de todas las tierras raras utilizadas en el mundo para nuevas tecnologías. Es hora de actuar y diversificar nuestras fuentes de suministro.

Contamos con la ciencia, la tecnología, las posibilidades de financiación y las ideas. Lo que no tenemos es tiempo: la UE debe actuar con rapidez. El CESE seguirá la evolución de la situación, dando voz a las opiniones e ideas de la sociedad civil en todo momento.

El texto íntegro del artículo (en inglés) se encuentra disponible en el enlace https:europa.eu/!39cXrP (kr)