Por Arnold Puech d’Alissac, vicepresidente del Grupo de Empresarios del CESE

Cuando resultó elegido por vez primera en 2017, Emmanuel Macron se convirtió inmediatamente en un abanderado del centrismo radical. Pero esta vez, teniendo en cuenta la geopolítica actual y la situación nacional, no basó su campaña tanto en su visión de centro radical, sino en su historial de verdadero reformador, su visión de los asuntos mundiales y su papel de líder que ha revitalizado la política francesa. Sin embargo, los resultados finales de las elecciones muestran un país claramente dividido y fragmentado, mucho más que en 2017.

¿Cómo podemos devolver la esperanza a la ciudadanía europea y asegurarnos de que la próxima no veremos a otra Marine Le Pen aparentando aún más representar posiciones del centro del espectro político? La respuesta es simple: movilidad social ascendente. Macron debe centrarse en los más desfavorecidos y hacer que tengan perspectivas reales de avanzar en la escala económica y social.

Vamos camino de una tercera vuelta electoral, las elecciones legislativas, que se celebrarán en junio. El sistema, tal como está configurado, siempre ha arrojado resultados positivos para los presidentes, y en este sentido no estoy preocupado por Macron: contará con una mayoría sólida porque no hay una oposición lo suficientemente unida ni a su izquierda ni a su derecha.

Y si Les Républicains quieren salvarse, tendrán que actuar de un modo algo diferente, especialmente en lo que respecta a las cuestiones de calado que afectan a Francia, los déficits y el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Así se allanaría el camino hacia la prosperidad y la esperanza.

Debemos emprender reformas en nuestro país, especialmente en materia de pensiones, ya que el sistema está marcado por enormes desigualdades entre los sectores público y privado. Esta cuestión se encuentra atascada. Y si repasamos todo lo que ha hecho el presidente Macron en el último lustro, hay muchas reformas que no ha podido aplicar. La prueba de fuego de su segundo mandato serán las reformas que consiga llevar a cabo.

Las reformas serán muy complicadas. Estamos muy integrados en la UE y la revisión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento podría ayudarnos a cambiar las cosas.  En lo que respecta a Europa, creo que Macron es un aliado valioso y que seguirá por esa senda. Finalmente, se está alineando con la propuesta del gobierno alemán de encomendar a dos ministros las competencias relativas a la transición medioambiental.

A Macron le esperan numerosos obstáculos y desafíos, pero al ser este su segundo mandato, esperamos que haya aprendido la lección del primero.