Las tasas de exceso de mortalidad durante esta crisis pandémica han puesto de manifiesto problemas estructurales y sistémicos en el modelo asistencial de las residencias de ancianos. Además, el incremento de la esperanza de vida y el consiguiente aumento del número de personas mayores en los próximos años apuntan a la necesidad de reformar el modelo asistencial.

¿Cómo mejorar la accesibilidad, asequibilidad y calidad de los cuidados y garantizar un número suficiente de personal asistencial con mejores condiciones laborales? Son algunos de los principales retos que se pusieron de manifiesto en la audiencia del CESE «Hacia un nuevo modelo asistencial para las personas mayores: aprender de la pandemia de COVID-19».  La información recopilada en la audiencia se incorporará a un Dictamen de iniciativa que el Comité está elaborando sobre este tema.

Miguel Ángel Cabra de Luna afirma que dicho Dictamen, del que es ponente, «no pretende abordar el envejecimiento de modo integral, sino centrarse en la cuestión de los cuidados de las personas mayores, que han sido las más afectadas por la pandemia de COVID-19».

Durante la audiencia se presentaron distintos modelos de asistencia sanitaria de los Estados miembros, que ilustran los diferentes enfoques y dificultades ante la pandemia.

Según el informe de 2021 sobre los cuidados de larga duración elaborado por la Comisión y por el Comité de Protección Social, se prevé que el envejecimiento de la población conduzca a un claro aumento de la demanda de este tipo de cuidados. Se calcula que, en los próximos treinta años, el número de personas mayores de 65 años aumentará un 41 % hasta los 130,1 millones.

Maciej Kucharczyk, secretario general de AGE Platform Europe, asegura que «desarrollar buenos sistemas asistenciales supone una oportunidad» y que este tipo de servicios permite «impulsar la autonomía, independencia y calidad de vida de las personas».

Tuscany Bell, de la Federación Sindical Europea de Servicios Públicos (FSESP), destaca que «para prestar un servicio adecuado a las personas que necesitan cuidados hacen falta unas condiciones de trabajo adecuadas y un nivel suficiente de personal cualificado. En la actualidad hay demasiados pocos trabajadores asistenciales proporcionando cuidados a demasiadas personas».

El envejecimiento activo es una cuestión transversal y afecta a las políticas económicas y sociales, por lo que se necesita una coordinación entre los servicios sociales y sanitarios para que los cuidados de larga duración sean más accesibles y permitan a las personas mayores llevar una vida digna. (at)