El CESE advierte desde este momento sobre el impacto en la agricultura de la próxima ampliación de la UE, la cual se enmarca en un contexto de importantes retos mundiales, entre los que cabe destacar los cambios geopolíticos, el cambio climático y la doble transición energética y medioambiental. El CESE subraya la importancia de que los candidatos a la adhesión estén bien preparados y respeten debidamente los valores de la UE cuando se incorporen a la Unión. 

En su pleno de julio, el CESE aprobó un Dictamen en el que se destacan las complejidades del proceso de ampliación y se pone de relieve la necesidad de que el sector agrícola, tanto en los Estados miembros como en los países candidatos a la adhesión, esté preparado para acometerlo, sea sostenible y reciba un apoyo equilibrado. Esta ampliación aspira a reforzar la autonomía estratégica de la Unión y a reducir el impacto medioambiental de la agricultura. No obstante, las anteriores ampliaciones han arrojado resultados desiguales, ya que a menudo han favorecido a las empresas agrarias de mayor tamaño frente a las explotaciones rurales de menor envergadura. 

Así lo ha señalado Stoyan Tchoukanov, ponente del Dictamen, al afirmar que las anteriores ampliaciones fueron en general satisfactorias, si bien no beneficiaron ni a las zonas rurales ni a los pequeños agricultores; además, subraya la necesidad de gestionar cuidadosamente el sistema agrícola para evitar perturbaciones. 

Con el fin de evitar posibles casos de desinformación y garantizar una integración fluida, el CESE aboga por que se lleven a cabo una recopilación exhaustiva de datos y una supervisión de las reformas agrícolas. Los países candidatos deberán adaptarse a la evolución de la política agrícola común (PAC), que ahora hace hincapié en los servicios ecosistémicos frente a las ayudas tradicionales. Se espera que la ampliación aumente significativamente la superficie agrícola de la UE, en particular con la adhesión de Ucrania, que por sí sola la incrementaría en un cuarto. 

El CESE recomienda adoptar un enfoque de integración gradual que comprenda presupuestos específicos para prestar apoyo a los subsectores agrícolas más afectados, en particular a las pymes. Las futuras reformas de la PAC deben centrarse en la sostenibilidad, lo que implica sustituir la concesión de ayudas basadas en las superficies por incentivos que beneficien al medio ambiente y a la sociedad. 

En general, el CESE pide un proceso de ampliación cuidadoso y que cuente con apoyo suficiente para garantizar que todos los Estados miembros puedan sacarle provecho y que las prácticas agrícolas de la UE sigan siendo sostenibles y equitativas en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas.