European Economic
and Social Committee
La industria europea vuelve
Por Andres Barceló Delgado
Si bien la industria nunca ha previsto abandonar Europa, la realidad es que, desde las elecciones europeas de 2024, las instituciones de la UE han llegado a una conclusión clara: sin una industria fuerte, Europa no puede garantizar su autonomía estratégica ni lograr la competitividad esencial de su economía. Es imprescindible contar con una base industrial sólida no solo para empleos de calidad para los europeos, sino también para el progreso, la innovación y los servicios de alto valor añadido.
En respuesta a la crisis del coste de la vida, el CESE ha puesto en marcha una iniciativa - un «dictamen general» - que aborda la crisis en diferentes ámbitos políticos y ofrece recomendaciones específicas a los responsables políticos nacionales y de la UE. En este contexto, la Comisión de Estudio de las Transformaciones Industriales (CCMI) del CESE se ha limitado a la reindustrialización como enfoque clave para ayudar a contrarrestar el impacto de la crisis del coste de la vida en los ciudadanos y las empresas europeos.
Nuestro Dictamen sobre «La reindustrialización de Europa - Oportunidades para las empresas, los trabajadores y los ciudadanos en el contexto de la crisis del coste de la vida», que se aprobará en el pleno del CESE de junio, destaca el papel fundamental que debe desempeñar la reindustrialización en la mejora de la situación de las personas y las empresas en toda Europa.
Las principales conclusiones del dictamen son las siguientes:
Aunque acogemos con satisfacción la iniciativa de la Comisión de poner en marcha una «brújula de competitividad», pedimos la inclusión de parámetros de referencia e indicadores de rendimiento claros para garantizar que estos esfuerzos no solo existan sobre el papel, sino que se pongan en práctica.
En el ámbito de la energía (que actualmente desincentiva a la industria europea y a la economía en general), pedimos medidas rápidas, tanto a corto como a largo plazo, para garantizar una energía segura, estable y previsible a precios que permitan a las empresas ser competitivas y que no supongan una carga para los hogares.
La autonomía estratégica debe ocupar un lugar central en el proceso de reindustrialización y debe beneficiar no solo a las empresas directamente implicadas, sino también a toda la cadena de valor. La industria europea se enfrenta a una escasez de trabajadores cualificados, por lo que pedimos que se reduzca la burocracia y se racionalice la legislación de la UE para la concesión de permisos de trabajo. No queremos «importar» mano de obra barata, sino atraer a trabajadores cualificados que enriquecerán a la sociedad europea.
El objetivo de la política industrial debe ser restablecer el atractivo de la UE y convertirla una vez más en un entorno favorable para la inversión industrial, aprovechando la seguridad jurídica, las competencias de sus trabajadores y, por supuesto, los beneficios del mercado único.
El diálogo social debe integrarse plenamente en el proceso de reindustrialización, ya que afecta no solo a las grandes empresas, sino también a las pymes, que constituyen la gran mayoría de las empresas europeas.
Sin embargo, hay una cuestión especialmente delicada en algunos grupos sociales y políticos: simplificar la burocracia. En palabras del presidente del Grupo de Empresarios del CESE, Stefano Mallia, «la simplificación no significa desregulación. No se trata de desmantelar el Pacto Verde ni las salvaguardias sociales esenciales... Se trata de eliminar la burocracia que no beneficia a nadie».
Como siempre, el mal está en los detalles; pero lejos de verse disuadidos, debemos profundizar el proceso de reindustrialización, que implicará inversiones a lo largo de toda la cadena, desde la inversión pública en infraestructuras hasta la inversión empresarial en la industria, la promoción de puestos de trabajo de calidad, el fomento de la reconversión profesional a lo largo de toda la vida, el mantenimiento de las normas sociales que constituyen el núcleo del acervo de la UE y el fomento de la innovación empresarial como medio de mejora continua y el desarrollo de servicios de alto valor añadido.
No es tarea fácil, pero creo firmemente que una industria fuerte, establecida en toda la UE, puede ser uno de los principales motores para mejorar la posición competitiva de la economía europea y mejorar sustancialmente la situación de los europeos y sus familias.