por Marcin Nowacki, miembro del CESE (Polonia)

El 8 de marzo de 2022, mi organización en Polonia (ZPP) y la Fundación Kulski (con quien está asociada la miembro del CESE Małgorzata Bogusz) organizaron un convoy humanitario pequeño pero rápido.

Era el segundo viaje de esa semana. Me desplacé a Leópolis (Ucrania) junto con Małgorzata Bogusz y Tom Palmer, vicepresidente de la organización estadounidense Atlas Network. El objetivo era llevar a Ucrania medicamentos, material médico y productos de higiene. Con dos autobuses llenos llegamos al punto de encuentro indicado por nuestros interlocutores ucranianos, que se encargan de empaquetar el material y distribuirlo a los lugares donde más se necesita.

En la frontera entre Polonia y Ucrania había una constante y larga cola de turismos y autobuses procedentes de este último país. Desgraciadamente, la necesidad de evacuar a la población civil no disminuye, sino que está aumentando sistemáticamente. A 10 de marzo de 2022, Polonia ya había recibido a más de 1,5 millones de ucranianos.

En el camino a Leópolis atravesamos varios controles. El mayor de ellos, a cargo del ejército, se encontraba en la misma entrada de la ciudad. Era un hervidero de actividad, con muchísima gente. En Leópolis —convertida en centro de transferencia y logística para la zona central y oriental de Ucrania— había cientos de miles de personas más que de costumbre. En las afueras de la ciudad nos reunimos con la persona que nos debía guiar al centro logístico. Allí nos esperaba un equipo que empezó inmediatamente a descargar el material. Todos los productos se clasificaron y catalogaron. La gestión del proceso fue excelente, y una vez finalizada la tarea tuvimos tiempo de intercambiar puntos de vista sobre la situación actual y las necesidades más acuciantes de la población ucraniana. Los residentes de Leópolis han abierto sus hogares y ofrecido alojamiento, comida y transporte a refugiados que huyen de las zonas atacadas por Rusia.

Durante mi estancia, nuestros interlocutores ucranianos nos trasladaron sus principales recomendaciones y necesidades. Trabajamos codo con codo todos los días, y me siento honrado de transmitir su mensaje. Sus recomendaciones y necesidades fundamentales pueden desglosarse en tres grandes ámbitos: político, militar y civil. Las más urgentes son:

  • Ayuda económica y suministro de material militar, una tarea que corresponde a Gobiernos y grandes empresas.
  • Presión y sanciones amplias e intensas contra Rusia y Bielorrusia que no puedan eludirse. Estas sanciones también supondrán un coste para nosotros, y debemos asumirlo. Ha llegado por fin la hora de redefinir nuestra política energética.

Desde los Gobiernos hasta las organizaciones de empresarios y trabajadores y la sociedad civil en su conjunto, las medidas concretas que se necesitan son las siguientes:

  • Suministro de material médico.
  • Suministro de otros materiales necesarios especificados por nuestros socios.
  • Ayuda para la evacuación de familias. En nuestro viaje de vuelta tuvimos el honor de transportar a personas evacuadas de Ucrania. Otra posibilidad es colaborar en la frontera y ayudar en el transporte.
  • Recibir y alojar a las familias que llegan a los países de la UE. Los países de la región necesitan que les ayudemos proporcionando alojamiento a las personas refugiadas, ya sea en una habitación libre de nuestra casa o en viviendas desocupadas. En Polonia tenemos ya más de 2,8 millones de refugiados de guerra.
  • Facilitar el proceso de búsqueda de empleo para quienes puedan y quieran trabajar.

Quiero destacar que la actual crisis de refugiados carece de precedentes en la historia moderna de Europa. Para afrontarla debemos contar con la participación de la sociedad civil de todos los Estados miembros.