Por el Grupo de Trabajadores del CESE

«Es imposible que alguien mienta, a menos que crea que sabe la verdad. Soltar patrañas no requiere tal convicción». El trabajo del filósofo Harry G. Frankfurt Sobre la charlatanería (On bullshit) resulta especialmente relevante tras el denominado «Día de la liberación».

El 2 de abril, el presidente de los Estados Unidos anunció un arancel general del 10 % a las importaciones para todo y para todo el mundo, más otros específicos para los «peores infractores». Se exhibió una lista de estos infractores, con cifras de «aranceles recíprocos» para otros países, incluido un 20 % para la UE. Huelga decir que el hecho de que estas cifras carezcan de sentido y no se ajusten para nada a una definición adecuada de aranceles recíprocos no preocupó lo más mínimo al presidente. Tampoco pareció preocuparle mucho que el déficit comercial de la UE en el sector de los servicios casi equivalga al comercio global entre las dos partes. En su favor puede decirse que la exactitud nunca ha sido su fuerte.

A medida que nos adentramos en una nueva guerra comercial basada en el sinsentido, ¿qué deberían esperar los ciudadanos? Un aumento de la inflación, la incertidumbre del mercado y un duro golpe para las industrias europeas. Falta por ver si alguna de estas medidas beneficiará a los trabajadores estadounidenses.

Más allá de los aranceles, la UE debe proteger a sus trabajadores y los puestos de trabajo, amortiguando los efectos iniciales, no solo por los aranceles, sino también por la incertidumbre que genera la arbitrariedad con la que se imponen. Esto significa reactivar nuestra demanda interna y garantizar que la riqueza se redistribuya y utilice de manera eficaz.

También significa proteger nuestras industrias y sectores clave e invertir en ellos, diversificar las fuentes de energía, hacer frente a la crisis del coste de la vida y reformar la UE para que su proceso de toma de decisiones sea eficaz. Una sociedad fuerte y resiliente es lo único que puede impedir que aparezcan otros Trump en el continente. Los interlocutores sociales son un elemento fundamental de esta sociedad. No es por nada que uno de los enemigos jurados del dúo Musk-Trump son los sindicatos.