A petición de la Presidencia española del Consejo de la UE, el CESE expresa su visión sobre el futuro de la política de cohesión, proponiendo recomendaciones para una «política de cohesión 2.0» más adaptable y centrada en la sociedad, que responda a retos cambiantes como la pandemia, el cambio climático y la transformación digital.

La idea básica que subyace en la política de cohesión europea es un inquebrantable compromiso con el principio de no dejar a nadie atrás. «Pedimos que ese compromiso se mantenga, a pesar de las imperfecciones», ha afirmado la ponente del CESE María del Carmen Barrera Chamorro. «Los interlocutores de la sociedad civil están dispuestos a adaptar sus esfuerzos a una política de inversión sólida de la UE que conserve este principio como fundamento. Europa tiene ante sí un panorama cambiante, pero este firme principio sigue siendo una luz que nos guía hacia un futuro más equitativo». El coponente, David Sventek, ha añadido: «Para alcanzar los objetivos de la cohesión, es esencial promover la interacción entre las políticas transversales de la UE y la política de cohesión, de modo que todas las políticas se ajusten a los objetivos fundamentales de la Unión y logren sinergias».

El CESE aboga por una política de cohesión bien centrada y adaptable para la UE y subraya que la desigualdad repercute en el crecimiento y la competitividad. Insta a abordar las disparidades entre Estados miembros, regiones y ciudades, centrándose en las zonas más desfavorecidas. El apoyo personalizado a diversos grupos y la colaboración con los interlocutores sociales son cruciales. El CESE defiende una política de cohesión modernizada y flexible que preserve la sostenibilidad de las pymes y apoye las tecnologías estratégicas en las grandes empresas. Lograr una verdadera convergencia conlleva aumentar la resiliencia regional, centrarse en las necesidades de desarrollo y fomentar asociaciones para una Europa más inclusiva y adaptable.