European Economic
and Social Committee
La UE registra el mayor nivel de inflación desde la introducción del euro: 96,5 millones de personas, en riesgo de pobreza
En un Dictamen aprobado en el pleno de julio, el Comité Económico y Social Europeo (CESE) destacó el fuerte impacto de los elevados precios en la economía de la UE y pidió a los Gobiernos nacionales que apliquen medidas para ayudar a las familias vulnerables y a los sectores esenciales.
La inflación en la Unión Europea se encuentra en su nivel más alto desde la introducción del euro. En la actualidad, 96,5 millones de europeos se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social: estos ciudadanos son los más afectados por la acusada alza de los precios de bienes y servicios, el aumento de los costes energéticos y la pérdida de poder adquisitivo.
El número de declaraciones de insolvencia en la UE ha alcanzado el nivel más alto jamás registrado. Según un índice de Eurostat, la tasa de insolvencia en la UE es ahora de 113,1, frente al valor de referencia de 100 en 2015.
En una reciente encuesta del Eurobarómetro, el 41 % de los encuestados afirmaron que los precios, la inflación y el coste de la vida se encuentran entre los problemas más importantes a los que se enfrenta su país, por delante de la sanidad (32 %) y la situación económica (19 %).
Estas son solo algunas de las alarmantes cifras que revela el Dictamen del CESE elaborado por Felipe Medina Martín y aprobado en el pleno de julio.
Mantener la inflación bajo control
El impacto de la crisis energética en la economía europea es grave. Los elevados precios de la energía, las materias primas, los servicios y los bienes industriales han provocado una elevada inflación, han debilitado el crecimiento económico y han ejercido una fuerte presión en las finanzas públicas y las empresas, socavando así la competitividad económica exterior.
Muchas empresas de sectores esenciales (agroalimentación, transporte, comercio minorista, etc.) han demostrado resiliencia y han seguido prestando servicios y ofreciendo productos a los consumidores europeos, pero la situación no es fácil: la inflación persiste, los costes de producción han aumentado y las cadenas de suministro se están reorganizando.
Para revertir esta tendencia, el CESE señala que los hogares y los sectores clave deben beneficiarse de planes dirigidos a reducir el impacto de los elevados precios de la energía y pide a las instituciones europeas que establezcan mecanismos de control. Las futuras políticas han de adaptarse a los objetivos, ser selectivas y capaces de afrontar las transiciones y apoyar, en particular, a las familias que tienen menores ingresos y se enfrentan a mayores dificultades.
Algunas medidas nacionales de control de precios han resultado ser las más adecuadas para atenuar los efectos de los elevados precios de los productos básicos en los presupuestos de las familias. Por ejemplo, la llamada «excepción ibérica» del sistema de precios del mercado de la electricidad ha permitido a España y Portugal limitar el precio del gas en las centrales de producción de electricidad, lo que se ha traducido en una drástica reducción de las facturas. Otro ejemplo es la reducción temporal del IVA sobre los precios de la electricidad, los alimentos y los combustibles, aplicada en algunos Estados miembros.
Reducir el consumo de energía
El CESE insta a los gobiernos a fomentar la puesta en marcha de medidas de ahorro y eficiencia energética en empresas y hogares que reduzcan la demanda de energía de forma permanente.
A tal fin, la UE debe reducir su dependencia de los combustibles fósiles, reformar el mercado de la electricidad y reforzar la inversión en energías renovables, por ejemplo implantando una «regla de oro de las inversiones» que permita dedicar el gasto público necesario.
A este respecto, el CESE es partidario de impulsar los cambios propuestos en REPowerEU para simplificar y acelerar la concesión de los permisos para instalar infraestructuras de energías renovables.
Las empresas pueden desempeñar un papel clave en la transición energética y en la consecución de los objetivos de la UE en materia de energías renovables fijados para 2030. Un gran número de empresas están invirtiendo para reducir su consumo de energía y aumentar su acceso a las energías renovables. Asimismo, pueden agilizar la electrificación del transporte y sustituir el gas destinado a calefacción.
La UE debe aprovechar la situación actual para acelerar la descarbonización de su economía
, afirmó Medina Martín, a lo que añadió: Es hora de emprender las inversiones que la transición energética de Europa necesita para reducir la dependencia de los combustibles fósiles
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