En los próximos diez días, sabremos si la crisis del coronavirus llevará a Europa al éxito o a la ruina

Siempre me he sentido orgulloso de ser europeo, hoy más que nunca. No obstante, el talante actual de los jefes de Estado o de Gobierno, junto a las persistentes divisiones causadas por el virus, entrañan un riesgo letal para la Unión Europea, pero también para nuestra capacidad de recuperación ante una crisis sistémica y simétrica sin precedentes.

¿Por qué nos cuesta entender lo que nos dicen los hechos y cifras sobre el elevado número de muertes y el enorme sufrimiento que conlleva? ¿Por qué somos incapaces de comprender lo que hoy sabe todo el mundo sobre la inminente recesión de Europa, que probablemente causará una disminución del PIB cercana al 10 %?

Nadie puede predecir cuándo saldremos de esta fase aguda de la pandemia, ni tampoco conocemos el calendario exacto ni los costes reales que conllevarán en última instancia la recuperación y el relanzamiento de nuestras economías.

De una sola cosa podemos estar seguros: de que las repercusiones sobre nuestras condiciones de vida y de trabajo son ya inmensas. El impacto en las empresas europeas, en particular en las pymes y los trabajadores autónomos, es también enorme y entraña el riesgo de desequilibrios sociales y territoriales.

Todo esto puede dar lugar a estallidos sociales ―existen ya de ello signos evidentes― y también a tendencias autoritarias como las experimentadas en el pasado.

O salimos todos de esta crisis o ninguno de nosotros saldrá de ella.

Por esta razón necesitamos un paquete de medidas de estímulo fiscal como nunca antes se ha visto. Ello dará lugar inevitablemente a un mayor papel del Estado en la economía y a un ulterior aumento de la deuda pública, en función de las necesidades que surjan.

Un plan para una verdadera «#rEUnaissance» solo podrá financiarse a través de instrumentos comunes establecidos a nivel europeo, a los que todos puedan acceder, y en ningún caso siguiendo la doctrina del «chacun pour soi».

Hacer uso de la potencia de fuego del Mecanismo Europeo de Estabilidad sin imponer condiciones, de los instrumentos reforzados del Grupo BEI, de garantías europeas para emitir nuevos títulos de deuda cubiertos por el presupuesto europeo, de una sólida garantía europea contra el desempleo y la pobreza, así como de nuevos fondos para la política de cohesión: he aquí la única senda lógica. Junto con lo ya establecido por el BCE y la relajación de las restricciones impuestas a los bancos para que puedan seguir apoyando a la economía y a las empresas, estas son las prioridades necesarias y urgentes para erigir un verdadero cortafuegos europeo capaz de hacer frente al actual desafío, que no tiene precedentes.

Estoy convencido de que los «coronabonos» son la primera y mejor solución, aunque somos conscientes de la dificultad que conllevan, al no existir aún en la UE una capacidad presupuestaria europea común. Como demuestra un excelente documento elaborado por el grupo de reflexión Bruegel, existen muchas otras opciones.

Ahora se trata fundamentalmente de una cuestión de buena voluntad política, de superar tabúes inútiles y trabajar sin descanso en los aspectos técnicos. De asumir un verdadero liderazgo, evitando el terrorífico espectáculo de la semana pasada.

Apoyemos los esfuerzos de la Comisión Europea y del Eurogrupo para que se encuentren soluciones financieras compartidas: soluciones que permitan alcanzar los objetivos ―sobre los que todos estamos de acuerdo― de la manera más eficiente y al menor coste posibles.

La única agenda que debemos subscribir ahora es la de salvar Europa, garantizar la salud de los ciudadanos europeos, reforzar nuestros sistemas de salud y prevención, apoyar a las familias, los trabajadores y las empresas, relanzar la agenda de desarrollo sostenible y contribuir a dar apoyo a la región de los Balcanes, los países mediterráneos y también al continente africano.

Cualquier otra cosa es un debate inútil, que solo originará más daño y conducirá a una nueva era oscura para Europa y para todo el mundo.

¡Los próximos diez días serán cruciales para asegurarnos de que «#whateverittakes» realmente signifique hacer lo que sea necesario! La Historia no perdonará a nadie, y mucho menos a aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir.

 

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Daniela Vincenti

Portavoz del presidente del CESE

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In the next 10 days, we will know whether the Coronavirus crisis will make or break Europe

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