Los servicios financieros digitales transfronterizos no gozan de una gran predilección entre los consumidores europeos, que siguen prefiriendo el contacto directo que ofrecen los bancos minoristas nacionales. Hay que redoblar los esfuerzos para ofrecer a los consumidores europeos mayores opciones, productos claramente comprensibles y servicios asequibles, procurando al mismo tiempo garantizar unas transacciones transfronterizas más seguras y protegidas. Estas fueron las principales conclusiones de un debate celebrado en el CESE el 26 de septiembre.
El acto, titulado «Los consumidores en el núcleo de las finanzas en Europa», fue organizado por la Sección de Mercado Interior (INT) del CESE en colaboración con el Foro europeo de servicios financieros minoristas («ERFF», por sus siglas en inglés). Participaron, entre otros, los miembros del CESE Ariane Rodert, presidenta de la Sección INT, Petru Sorin Dandea, ponente del dictamen sobre el plan de acción FinTech, Carlos Trias Pintó, ponente del dictamen sobre el plan de acción para una financiación sostenible y el Reglamento relativo a la información y el asesoramiento y coponente del dictamen sobre el plan de acción en materia de servicios financieros destinados a los consumidores; Evangelia Kekeleki y Claude Mader, representantes de los consumidores; los eurodiputados Othmar Karas y Molly Scott Cato; la jefa de la Unidad de Política de los Consumidores de la Comisión Europea, Renatas Mazeikas; representantes del ERFF, organizaciones de consumidores y funcionarios nacionales.
Los debates se articularon en torno a dos paneles de debate:
- Transformaciones, fusiones y escisiones transfronterizas
- Aumentar la transparencia y la confianza para un futuro sostenible
Los participantes coincidieron en que la falta de aceptación de la plena digitalización por parte de los consumidores europeos se debe a la gran importancia que otorgan al contacto físico. Solo el 7 % realiza actualmente transacciones financieras transfronterizas. La falta de confianza se ve agravada por la transposición desigual de la legislación de la UE en materia de protección de los consumidores en toda Europa. La conferencia concluyó que pese a estar lejos del núcleo de las finanzas, los consumidores deberían ser su centro de atención principal.
En el primer panel de debate se subrayó que los Estados miembros deben informar a sus ciudadanos sobre el potencial y los riesgos de la ciberseguridad y la protección de datos para hacer realidad el Mercado Único Digital. Se destacó la necesidad de fomentar la confianza, asesorando a los consumidores sobre sus derechos y facilitando el acceso a las vías de recurso, y se señaló que el 74 % de las 48 000 solicitudes de asistencia tramitadas por la Red CEC guarda relación con el comercio electrónico.
Los oradores señalaron que, si bien ofrece oportunidades para una mayor competencia y una reducción de costes para los consumidores, la tecnología financiera plantea dudas en lo que respecta al asesoramiento automatizado, el uso de la inteligencia artificial y los macrodatos, y el funcionamiento de las plataformas financieras.
Se subrayó, asimismo, que la propuesta de la Comisión podría crear un mercado secundario de préstamos improductivos, con importantes riesgos para los consumidores, que ya han padecido las consecuencias de la crisis financiera. El asesoramiento financiero fomenta entre los consumidores la expectativa de poder elegir productos financieros adecuados, pero los datos demuestran que los servicios financieros son los que menos confianza y satisfacción generan entre los consumidores.
En el segundo panel de debate se señaló que la financiación sostenible es fundamental para una economía sostenible y que hay estudios que demuestran que el 70 % de los inversores se preocupa por el medio ambiente. Se subrayó que las agencias de calificación que evalúan la calidad de los productos financieros también deberían facilitar información clara sobre el uso que se hace de las inversiones.
Se recomendó diseñar «productos emblemáticos» sencillos, comparables y transparentes para los consumidores de toda la UE, a través de diversos sistemas de distribución digital, animando a los consumidores a confiar en estos productos.
Las diferencias lingüísticas y jurídicas, el aumento de las cargas, la falta de acceso de los no residentes a determinados servicios y productos financieros, las diferencias fiscales y los riesgos de cambio de divisas son algunos de los obstáculos que hay que eliminar. Se hizo hincapié en la necesidad de que los canales de distribución digitales apliquen los principios de neutralidad tecnológica, proporcionalidad e integridad, en un contexto en el que entre el 60 y el 70 % de los consumidores se opone a la divulgación de sus datos a terceros. (dm)
En la foto, de izquierda a derecha: los miembros del CESE, Carlos Trias Pintó, Ariane Rodert y Michael Ikrath, la eurodiputada Othmar KARAS y la representante del ERFF, Fiona Murray.