por el Grupo de Trabajadores del CESE

La amenaza actual del coronavirus y la crisis de refugiados, un drama humano cuyas etapas más recientes se están viviendo en la frontera de Grecia con Turquía, demuestran una vez más la urgencia de dar una respuesta europea conjunta a cuestiones que superan ampliamente las capacidades de cada uno de sus Estados miembros. Ahora más que nunca, las instituciones europeas necesitan, no solo acordar medidas y estrategias de alcance europeo sino, más fundamentalmente, respaldar dichas iniciativas con recursos.

El lema de la nueva Comisión Europea es «Una Unión que se esfuerza por lograr más resultados», con ambiciosos objetivos sociales, políticos y medioambientales. Propuestas como un salario mínimo para toda la UE y el Pacto Verde Europeo tienen por objeto restablecer la confianza de los ciudadanos en la Unión, abordar cuestiones apremiantes y garantizar un enfoque lo más sostenible posible —en términos sociales, económicos y medioambientales— para la transición industrial y ecológica. Con el fin de dotar de contenido a estos objetivos, el Parlamento Europeo ha propuesto que los Estados miembros aporten al presupuesto el 1,3 % de su renta nacional bruta (RNB), siguiendo las recomendaciones del CESE y del Comité Europeo de las Regiones. 

Sin embargo, estos porcentajes, que constituyen el mínimo indispensable para ejecutar el programa, ya fueron recortados drásticamente en el Consejo: algunos Estados miembros están intentando limitar el marco financiero plurianual (MFP) al 1 % de la RNB de los Estados miembros, muy por debajo incluso de la modesta tasa del 1,11 % propuesta por la Comisión. Esto puede acarrear reducciones de más del 12 % para las medidas de cohesión y del 14 " para la PAC, despojando así a los nuevos y ambiciosos planes de contenido efectivo.

Los recortes del MFP propuestos actualmente podrían dejar sin efecto al Pacto Verde Europeo, socavando los esfuerzos fundamentales de la UE en materia de cohesión y dejando así tanto a la Unión como a sus Estados miembros indefensos ante sus retos comunes. Ahora más que nunca, es necesario que el Parlamento Europeo se mantenga firme y que los Estados miembros tengan presente que la Unión Europea va mucho más allá que su mero presupuesto. A medida que los retos se multiplican en el extranjero y que el populismo se aprovecha de las desigualdades, en Europa algunos de los principales partidos intentan presentarse como euroescépticos moderados, lo cual no favorece a nadie. (prp)