El papel de los ciudadanos en la transición energética marcó el orden del día de la reunión de febrero de la Sección TEN, en la que expertos en energía expusieron su experiencia de trabajo con los ciudadanos.

¿Cómo puede beneficiar a los ciudadanos el proceso de transición energética? ¿Cómo puede ser la energía accesible para todos? La transición energética supone transformar radicalmente nuestras sociedades y tendrá un impacto significativo en la vida diaria de todos y cada uno de nosotros. No se trata solo del cambio climático, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de las nuevas tecnologías. Es también una oportunidad para realizar cambios estructurales en los que los ciudadanos deben desempeñar un papel clave. La participación ciudadana es esencial. «La transición energética solo puede tener éxito si todas las partes interesadas participan en el proceso; debemos tener en cuenta las necesidades de todas las partes interesadas», declaró Pierre Jean Coulon, presidente de la Sección TEN. El propósito de la energía es servir a un objetivo último: simplificar la vida de los ciudadanos, incluidas las familias y las empresas. Sin energía, nuestras necesidades básicas no están cubiertas y no hay educación, ni sistema de salud, ni transporte.»

La transición energética tiene un potencial económico y social considerable, especialmente a escala regional. La rápida disminución del coste de las tecnologías renovables descentralizadas ofrece numerosas oportunidades a las regiones menos avanzadas para impulsar su economía local y permite a los ciudadanos convertirse en «prosumidores» de energía. Esto significa que los ciudadanos ya no solo compran (consumen) energía limpia, sino que también desempeñan un papel activo en el proceso de producción de energía. «Si un ciudadano instala siete paneles solares en su tejado, producirá la electricidad que se necesitará en el futuro para hacer funcionar un coche eléctrico normal durante un año», declaró en un mensaje de vídeo Lutz Ribbe, miembro del CESE.

Al mismo tiempo, es importante destacar el temor de que algunas regiones, ciudades o grupos vulnerables se queden atrás en este proceso. Por eso es esencial «seguir un nuevo camino, creando ciclos regionales para las energías renovables e interconectando las políticas energética y regional», continuó el Sr. Ribbe. «Podemos contribuir a la lucha contra la pobreza energética gracias a la producción de energía renovable, siempre que exista la voluntad política para ello.» (mp)