Mujeres que vuelan con los cisnes: la iniciativa SWANS

La organización, que ayuda a las mujeres desfavorecidas con talento a acceder a una educación de calidad para mejorar sus posibilidades de emprender una carrera profesional satisfactoria, utilizará el dinero del premio para llegar a más mujeres con un alto potencial: así lo afirma Martha Dudzinski, responsable de la iniciativa SWANS.

CESE Info: ¿Qué significa este premio para usted y su organización?

SWANS: El reconocimiento de nuestro trabajo con un galardón tan prestigioso como el Premio Sociedad Civil del CESE envía una señal de inmenso valor a todas las mujeres de familias inmigrantes, pero especialmente a las que participan en nuestros seminarios, y les hace sentirse apoyadas y valoradas y las anima a seguir el camino que han elegido.

¿Qué consejo daría a otras organizaciones para alcanzar buenos resultados en actividades y programas similares?

Cuando se trabaja en favor de la sociedad civil, la verdadera pasión y la motivación son los factores de éxito más importantes. Tienes que creer firmemente en tu causa, ya que —a diferencia de lo que ocurre en el sector privado, por ejemplo— no hay otros factores, como el dinero, que puedan impulsarte. La autenticidad inherente a tu fe en la causa contagiará tu entusiasmo y te ayudará a alcanzar tus metas.

¿Cómo utilizará esta financiación específica para ser de mayor ayuda en su comunidad?

El dinero del premio nos permitirá organizar seminarios adicionales y, tal vez, un acto de mayor envergadura para establecer contactos, de modo que las jóvenes de nuestra comunidad puedan intercambiar ideas y experiencias, relacionarse unas con otras y conectarse entre sí

En su calidad de organización que trabaja por la integración de los inmigrantes, si tuvieran la oportunidad de promulgar una disposición legal específica a escala europea, ¿cuál sería?

Numerosos estudios científicos demuestran con claridad que los mercados laborales actuales deparan un trato preferente a los hombres blancos a expensas de las mujeres, las personas de otra raza y las minorías. Las medidas legales pueden ayudar temporalmente a remediar esta situación y crear una igualdad de condiciones. Los procesos de solicitud y las cuotas fijas pueden obligar a los empresarios a hacer el esfuerzo de encontrar al candidato que esté realmente mejor cualificado, por lo que aprenderán a atraer a empleados de diversas procedencias, a los que durante tanto tiempo han ignorado, y granjearse su lealtad. Sin embargo, este tipo de medidas, junto con la discriminación positiva, siempre se enfrenta a una cuestión de legitimación: nadie quiere verse rechazado por sus cualificaciones ni ser acusado de ser una «mujer» o un «migrante» (o cualquier otra denominación) que ocupa un puesto meramente por una «cuota». Pero solo podremos superar esta tendencia interiorizada nuestra a acusar a las minorías de no estar cualificadas si empezamos a admitir que el mercado laboral actual no se basa de manera primordial en las cualificaciones, sino en la reproducción de las estructuras existentes, dominadas por hombres blancos. Cuanto antes decidan los empresarios superar sus prejuicios inconscientes, antes podrán todos los ciudadanos creer que su arduo trabajo y sus cualificaciones darán sus frutos.